Fue

Hoy es una noche de esas en las que provoca hacer algo, pero el problema es que no se sabe qué es ese algo que provoca. Quisiera saber qué es de tu vida, cómo has estado, si has pensado alguna vez en mí, si me has extrañado, si es que alguna vez estuviste a punto de marcar mi número en el celular, pero te arrepentiste, y colgaste.
Casi siempre, al menos para mí, cuando me pasa esto de no saber qué hacer, resuelvo el impase fumando. La primera vez que fumé un cigarro, me lo invitaste tú. Siempre odié a la gente que fumaba. Todos buscan una pose. Los odiaba. Te odiaba porque fumabas. La primera vez que me viste, y me dijiste ¿quieres? seguramente te debo haber mirado con esa cara de idiota que ponía al verte, y estúpidamente te acepté el cigarro, y puse una pose de tipo canchero.
Ahora es de madrugada, tengo miles de cosas en la cabeza, y tenías que aparecer tú. Tenías que venir a joderme esta noche jodida. Tenías que venir a mí, con tus hombros desnudos, suaves, adornados con pecas, con ese olor delicioso, con los pies descalsos.
Detesto que vengas a mí. Te pedí por favor que no lo hicieras más. No quiero que me vuelvas a llamar a un ladito, para mostrarme tu nuevo sostén de encaje, que muestra todo y a la vez no, y que huele tan bien. No quiero que me vuelvas a mirar de cerquita intentando darme un beso en los labios, y no dándomelo nunca. No quiero que me mires con esa miradita de cómplice, de traviesa, de mujer juguetona. No te quedes parada en medio de la calle mirándome a los ojos detenidamente, diciéndome que te encanta ser el centro de mi atención. No quiero que me abraces y te acurruques en mí, no quiero que me digas que adoras mi perfume, ni que te gusta estar a mi lado.
No tengo la más mínima idea de si has pensado en mí. No sé si te ocurrió alguna vez llamarme. Yo nunca te he llamado. Te he borrado de mis fotos, de mis mails, de mis teléfonos, de la memoria de mis amigos. Te he vuelto a dibujar con muchos hombros nuevos, algunos con pecas. Te he puesto otro perfume, otros pies, otra mirada, otros labios. Ahora eres mi pasado, y detesto que seas parte de este presente en el que escribo, porque no quiero llamarte. Yo jamás te he llamado.
El tema de fumar distraído es que fumas varios cigarros seguidos, y no disfrutas siquiera de uno, pensando en quién sabe qué cosas. La cabeza me ha dado vueltas toda la noche, y ahora, luego de estas líneas, de 5 cigarros, y de odiar pensarte, he descubierto qué cosa era lo que realmente me provocaba hacer...
Aló? ...
Comentarios