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Mostrando entradas de noviembre, 2008

Una furtiva lacrima

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No te vayas, quédate un ratito más. Sí, sé que tienes que irte, que es tarde ya, pero necesito que te quedes aunque sea un momento más. Todo se acaba ¿sabes? siempre habrá un final inexorable, eso lo sé. Pero hoy quiero pensar que no será así. Hoy quiero creer que esto durará para siempre. Todos miramos atrás, analizando cada acto de la vida. Yo lo que más extraño de ella es mi infancia, como todos quizás. La magia de crear un mundo fantástico, donde solía ser un súper héroe. La magia de creer que los viejos eran eternos, y de poder dejarlo todo, para seguir jugando mañana, porque de seguro habría tiempo para seguir. Hoy he perdido esa fe. Hoy sé que todo es tan efímero, y siento ganas de llorar, me envuelve esa melancolía de querer retener la magia de la infancia, de volver a las caminatas por el parquecito, con mamá y papá tomados de la mano, de las súper aventuras alucinantes con mis hermanos, de San Bartolo y el mar, de los viajes, de las sonrisas... Me apena que todo se acabe. Hoy...

Miserere

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Esta mañana siento el estómago revuelto, con las náuseas que me provoca ver las paredes azules, despintadas, viejas, oliendo a húmedo. Sé que te jode que camine desnudo, aunque nunca me ves. Sé que detestas mi cuerpo laxo, mi cabello largo y desordenado, esta barba ridícula y mal afeitada, mis pies grandes, y mis dedos largos. ¡Claro! sé que todo te jode, que todo te molesta. El olor a cigarro. Este maldito olor a cigarro que ha inundado asquerosamente cada rincón de esta pocilga, cada hilo de cuanto trapo he osado llamar ropa. Esta mañana no tengo ganas de escuchar tus lamentos, ni tus quejas de menopáusica. Esta mañana tengo ganas de salir a la calle desnudo. De ir por ahí oliendo a humo de cigarro, con el cabello revuelto, mientras todos me miran pensando quién sabe qué cosas. Es hora de partir, de tomar ese pantalón guinda que has dejado planchado en la silla. Es hora de mirarme nuevamente al espejo con el raído pantalón de corduroy, ancho y flojo, mostrando asquerosamente el bello...