Run away
Lo más grave de enfrentarse a uno mismo es saber que vamos con todas las de perder. No se trata simplemente de tomar una profunda bocanada de aire, de ajustarse fuertemente la correa, de ponerse apretado el nudo de la corbata, de fumarse un cigarro para hacerse compañía. Es mucho más.
Y quizá todo pueda comenzar cuando nos peinamos frente a un espejo que nos muestra crudamente ese pliegue de seriedad en la frente, la mirada perdida, la seriedad de esas que no dicen nada, y más bien son un pedido de auxilio. Así sabe uno que está por enfrentarse a si mismo, y que seguramente la batalla vendrá complicada.
No sé si pueda responderte qué tenemos que hacer. Lo más probable es que te dé un consejo que yo mismo no sepa cómo poner en práctica, y al final la noche se le cae a uno encima como el pie de un gigante, y no queda más que someterse, y acostarse sabiendo que la daga se va clavando cada vez más. Entonces habrá que salir corriendo, apoyarse en la pared más cercana, vomitar, no mi...